Alex Bleach, ángel caído del rock francés, ha muerto de una sobredosis en la bañera de un hotel. Toda una desgracia para sus fans, pero mucho más para Vernon Subutex, antiguo vendedor de discos cincuentón que aún conserva el magnetismo de antaño. Bleach no era un simple amigo, era la persona que le pagaba el alquiler, y su muerte ha arrojado a Vernon a la precariedad. Sin trabajo, sin dinero, sin familia y sin techo, la vida de Vernon parece sentenciada a una espiral de desgracias. Solo le quedan las filmaciones que realizó el propio Bleach y que dejó en su departamento a modo de testamento.