La abuela está enferma, mamá la cuida y papá no sabe cocinar. Vania, la vecina nueva, acompaña a sus padres a descubrir planetas. Si uno la deja sola, la memoria se pone salvaje, cambia cosas, las exagera o las esconde. Algo así pasa con las historias: dependen de quien las cuenta, toman la forma del que habla. Y en esta novela, hasta los hechos más comunes son contados por una mirada particular.