En Francia -en París, a decir verdad-, Michel Onfray tiene algo menos de filósofo de la École normale supérieure que de panelista de TV, a la vez polémico, despreciado y necesario. Para el parnaso o star system de la filosofía francesa, Michel Onfray es demasiado simple, demasiado ejemplar, demasiado político. Tal vez Thoreau no fuera tan distinto para el Estados Unidos de mediados del siglo XIX. Ese Estados Unidos menos poblado y ya democrático, pero que incubaba grandes ansias imperiales y que era lógico que ensayara con sus propios esclavos. Del encuentro simbólico entre estos dos hombres, surge Thoreau, el salvaje. ¿Cuánto hay de Thoreau en Onfray, cuánto de Onfray en Thoreau? ¿Cuánto de nuestra época se sigue reflejando en la pesadilla del sueño americano, qué queda de la utopía del Oeste en nuestras manos inútiles que descargan apps en segundos? En la noche de la filosofía contemporánea, Onfray invoca el nombre de Thoreau, toma un cuchillo y graba en la corteza de los árboles un libro elemental, imprescindible. ¿Una biografía breve? Un manual de supervivencia para un mundo estúpido. Edgardo Scott
ONFRAY MICHEL
Michel Onfray 1959 es uno de los filósofos europeos contemporáneos más destacados. Nació en Normandía, en el seno de una familia pobre, por lo que pasó parte de su infancia en un internado salesiano y comenzó a trabajar muy joven. En la universidad destacó como un alumno impecable y se doctoró con 27 años. En 1983 comienza a enseñar filosofía en un instituto de la ciudad de Caen hasta que, en 2002, dimite para fundar la Universidad Popular de Caen, junto a otros profesores. Su extensa obra ha sido traducida a más de veinte lenguas.