ilas Imperiales para imponer más que nunca su autoridad implacable, fiel a su destino de ser el arquitecto del dominio absoluto.
«Que los gobierne su miedo a la fuerza para no gobernarlos por la fuerza», le aconseja a su Emperador.
Tarkin manda construir el arma más letal de destrucción máxima que se haya visto. Sabe que cuando la Estrella de la Muerte esté terminada , los pocos rebeldes Separatistas que queden rogarán de rodillas que los aniquilen.
Hasta entonces, la insurgencia sigue siendo una amenaza real. Las guerrillas de la resistencia y las nuevas evidencias de una creciente conspiración Separatista son un peligro inmediato que el Imperio debe acallar rápida y brutalmente. Para vencer a un grupo escurridizo de soldados de la libertad, el Emperador pide ayuda a sus agentes más formidables: Darth Vader, el nuevo y terrorífico sicario Sith, tan despiadado como misterioso; y Tarkin, cuya astucia táctica y eficiencia cruel le allanarán el camino a la supremacía del Imperio y a la extinción de sus enemigos.