En la actualidad, el número de sistemas de computadoras que se usan para controlar procesos en el mundo real está creciendo rápidamente. En este tipo de sistemas, las funciones deben ejecutarse de acuerdo con los sucesos que ocurren en el mundo real. Por lo tanto, el orden de ejecución depende no sólo de la estructura interna del programa, sino también de lo que ocurre en el entorno, por lo que la correctitud no sólo depende de los resultados de los cálculos, sino también del instante en que éstos se producen.