La mayoría de los cuentos que lees tienen un final feliz y una moraleja: los buenos son premiados y los malos, castigados. Pero los cuentos que estás a punto de leer son todo lo contrario. Es más, muchas personas creen que las historias de Saki son demasiado macabras para los niños. Saki creía que los niños no tienen que ser un ejemplo de bondad, sino que su misión es recordarles a los adultos que tienen que ser auténticos en medio de tanta falsedad. Es que para Saki, las personas mayores, más sensatas y mejores, demuestran a cada rato estar profundamente equivocadas en asuntos sobre los que suelen expresar la mayor certeza. Para corregirlas están, por supuesto, los niños.
SAKI
Hector Hugh Munro, Saki, Akyab, Birmania, 1870 - Francia, 1916 . Su madre murió cuando apenas tenía dos años, y Hector se crió junto a sus dos hermanos en casa de la abuela y de dos tías paternas, en Devon. En junio de 1893, partió a Mandalay para ocupar un puesto en la policía militar de Birmania, pero la malaria forzó su regreso a Inglaterra. En 1896 se instaló en Londres, dispuesto a ganarse la vida como escritor. En 1900 publicó una historia de Rusia y artículos de sátira política en los que firmó por primera con el nombre de Saki. A partir de 1903 trabajó como corresponsal extranjero de The Morning Post en diversas capitales europeas, al tiempo que sus cuentos aparecían en publicaciones periódicas. En 1909 inició una carrera de escritor independiente. Al estallar la guerra, se alistó voluntario como soldado raso. Murió en noviembre de 1916, pocos días antes del final de la batalla del Somme. En 2005, Alpha Decay publicó la primera edición de los Cuentos completos en castellano.