RASTROS
Como el guijarro echado a un estanque, los episodios elegidos por Edgardo Cozarinsky van trazando círculos concéntricos cada vez más amplios, descubren personajes famosos u oscuros, momentos rescatados del olvido.
Puede tratarse del festejo de la Liberación de París en la Plaza Francia de Buenos Aires, en agosto de 1944, desafiando a la policía montada de un gobierno pronazi. O de las paradojas de la historia de Irlanda y sus vínculos tenaces con la historia argentina. O de las pastillas de cianuro ofrecidas por los adolescentes hitlerianos a los espectadores que salían del último concierto de la Filarmonía de Berlín en mayo de 1945.
El autor prefiere la digresión constante como método narrativo. Como Karl Kraus, cree que «muchas cosas son insignificantes, pero todo significa». A la sombra de volúmenes descubiertos en librerías de viejo, de recuerdos borrosos de testigos sobrevivientes, resurgen los rastros de historias ignoradas por la Historia.
Rastros pertenece a la veta más personal de su obra. Como Los libros y la calle y Días Nómades Pre-Textos, 2021 mezcla memoria y ensayo.
«Cozarinsky transmite la sensación de urgencia y de nostalgia que acompaña los mensajes que parecen llegar del pasado o de un lugar que no existe», Ricardo Piglia.
Edad recomendada: Adultos.
COZARINSKY EDGARDO
Edgardo Cozarinsky Buenos Aires, 1939 En 1974 se instaló en París y, desde 1988, alterna su residencia entre Buenos Aires y la capital francesa. Cineasta además de escritor, ha dirigido películas como La Guerre d?un seul homme, Le violon de Rothschild, Fant mes de Tanger y Ronda nocturna, que han merecido varios premios y homenajes. De su obra literaria destacan los ensayos Museo del chisme y El pase del testigo y los volúmenes de relatos Vudú urbano -prologado por Susan Sontag y Guillermo Cabrera Infante-, La novia de Odessa y Tres fronteras, así como las novelas El rufián moldavo y Maniobras nocturnas.