Vivimos en una época de incertidumbre. En sociedades anteriores a la
nuestra, los seres humanos han vivido con un futuro tal vez más
sombrío, pero la estabilidad de sus condiciones vitales -por muy
negativas que fueran- les permitía pensar que el porvenir no les iba a
deparar demasiadas sorpresas. Podían pasar hambre y sufrir la
opresión, pero no estaban perplejos. La perplejidad es una situación
propia de sociedades en las que el horizonte de lo posible se ha
abierto tanto que nuestros cálculos acerca del futuro son
especialmente inciertos. El siglo xxi se estrenó con la convulsión de la
crisis económica, que produjo oleadas de indignación pero no
ocasionó una especial perplejidad; contribuyó incluso a reafirmar
nuestras principales orientaciones: quiénes eran los malvados y
quiénes éramos los buenos, por ejemplo. El mundo se volvió a
categorizar con nitidez entre perdedores y ganadores, entre la gente y
la casta, entre quién manda y quién padece a los que mandan, al
tiempo que las responsabilidades eran asignadas con relativa
seguridad. Pero el actual paisaje político se ha llenado de una
decepción generalizada que ya no se refiere a algo concreto sino a una
situación en general. Y ya sabemos que cuando el malestar se vuelve
difuso provoca perplejidad. Nos irrita un estado de cosas que no
puede contar con nuestra aprobación, pero todavía más no saber
cómo identificar ese malestar, a quién hacerle culpable de ello y a
quién confiar el cambio de dicha situación. Con este libro Daniel
Innerarity continúa de alguna manera las reflexiones que hizo en La
política en tiempos de indignación Galaxia Gutenberg, 2015 . Son
reflexiones al hilo de los acontecimientos que vivimos y que nos han
llevado de la indignación a la perplejidad, sin que por cierto deje de
haber motivos para abandonar aquella.
INNERARITY DANIEL
Catedrático de filosofía política y social, investigador IKERBASQUE en la Universidad del País Vasco y director de su Instituto de Gobernanza Democrática. Ha sido profesor invitado en diversas universidades europeas y americanas, recientemente en la Universidad de la Sorbona Paris I . Doctor en Filosofía, amplió sus estudios en Alemania como becario de la Fundación Alexander von Humboldt ,Suiza e Italia. La revista francesa Le Nouvel Observateur le incluyó el año 2004 en una lista de los 25 grandes pensadores del mundo y ha sido miembro del Consejo de Universidades, a propuesta del Senado español, pertenece a la Academia de la Latinidad y a la Academia Europea de Artes y Ciencias, con sede en Salzburgo. Es colaborador habitual de opinión en El Correo y El País, así como de la revista Claves de razón práctica.