Cuando regresamos, Claude aún estaba pintando al aire libre.
-¿Todavía estás pintando? -le preguntó mi tía Blance.
-Bueno, es que la luz es tan especial a esta hora de la tarde -respondió.
Cuando nos acercamos para ver lo que había pintado, vimos que en el medio del paisaje, estábamos nosotros dos.