La princesa Skara es la única sobreviviente de su derrotada dinastía. Deberá luchar por Throvenlandia como reina. El padre Yarvi recorrió un largo camino, pasó de ser un esclavo tullido a ser un poderoso clérigo y ha logrado la paz, aunque una paz inestable.
Pero ahora la abuela Wexen ha levantado el mayor ejército que se ha visto desde que los elfos se enfrentaron a Dios.
Todos se preparan para la batalla que se está gestando; entre ellos Raith, el portador de la espada de Grom-gil-Gorm. Para él, la presencia de Skara es como un bálsamo para sus heridas. Y Skara, a su vez, detecta sorprendida que la sonrisa de Raith es como una llama capaz de entibiar la noche más gélida.