La tiranía de la belleza de la que hoy somos protagonistas y espectadores pasivos tiene como uno de sus ideales fundamentales la del gadez, a veces extrema. Para la mayoría de nosotros, lo real es que nos cuesta estar y permanecer delgados. Vivimos en un mundo con barreras al movimiento, con plena disponibilidad calórica las veinticuatro horas de los siete días de la semana, con fármacos que e ngordan, con deuda de sueño, con un alto nivel de estrés, con una generalizada dificultad para manejar naturalmente nuestras emociones. Y, paradójicamente, se nos pide delgadez a la cuenta de tres. ¿Quién puede llegar a esa meta sin sufrir las consecuencias lógicas de una carrera destinada al fracaso?
La doctora Mónica Katz, con la colaboración de Valeria Groisman, analiza el tema y plantea una verdad irrebatible: todos los humanos somos diferentes y únicos. Esa unicidad es la auténtica fuente de belleza. Y es posible alcanzarla.