A esos grandes hombres y mujeres que son nuestros próceres, habitualmente los conocemos en su vida adulta. Sus imágenes, ya sea en pinturas, fotos o bustos de bronce, dan una cierta sensación de distancia entre ellos y nosotros.
Ante esta percepción, el autor sintió la necesidad de acercarlos a los niños. Para eso, nada mejor que conocerlos en sus orígenes, imaginándolos en su niñez con sus costumbres y anécdotas.
En pocas palabras, creyó de gran utilidad humanizarlos para poder entenderlos y valorarlos mejor.
Así, esta colección que investiga y novela la infancia de nuestros próceres, ofrece entretenimiento y herramientas para desarrollar proyectos pedagógicos.