MANUAL DE VIDA
La vida, como sabemos, viene sin instrucciones para vivirla. El entorno, las imposiciones sociales, las esperanzas truncadas, las relaciones interpersonales... nos conducen, en ocasiones, a transitar por la existencia desorientados, frustrados e infelices.
Epicteto nos ofrece aquí una serie de sabios y clarificadores consejos para ordenar nuestras prioridades, eliminar los impedimentos y problemas, y dibujar una hermosa senda que recorra esto que denominamos vida.
Una auténtica joya del pensamiento estoico en la que, con delicado pero contundente estilo, Epicteto nos proporciona las claves para ser justos, humanos y, sobre todo, felices.
Para concluir, parafrasearemos a Francisco de Quevedo, nuestro insigne escritor, que dedicó a Epicteto estas hermosas palabras:
¡Oh alto blasón de la filosofía, que cuando el César era esclavo y la República cautiva, solo el esclavo era libre! La persona de Epicteto era defectuosa; cojeaba, impedido el paso de una destilación a una pierna. Todas las calamidades de su edad, estado y cuerpo sirvieron de recomendación a su alma: siguió la secta estoica, la enseñó y la practicó, adquiriendo tan encarecida estimación, que, después de muerto, dice Luciano que el candil de barro a cuya luz estudiaba y escribía se vendió en tres mil reales, juzgándolo el comprador bastante a comunicarle la propia doctrina por haberle asistido.
EPÍCTETO
Epicteto nació en el año 55 d.C., en la ciudad de Hierápolis de Frigia actual Turquía . Durante su infancia llegó a Roma como esclavo del liberto Epafrodito, quien había sido uno de los secretarios de Nerón, donde recibió, financiado por este, una educación con el filósofo estoico Musonio Rufo.
Hasta donde se conoce, Epicteto no dejó obra escrita, pero sus enseñanzas se conservan en el Enchiridion o Manual de vida, y en sus Discursos, ambos textos editados y compendiados por su discípulo Flavio Arriano.
Tras su manumisión, nombre que se daba en el Imperio romano a la liberación de esclavos, se trasladó a Nicópolis, en el noroeste griego, donde abrió su propia escuela, en la que estudiaron numerosos patricios romanos.
Epicteto confía en que sus discípulos aprendan, por encima de todo, a comportarse de acuerdo a los principios que estudian, es decir, distinguiendo lo que depende del albedrío de lo que no depende de él, y actuando en consecuencia, preocupándose por lo primero y despreciando lo segundo.
Uno de los aspectos en los que Epicteto hace más hincapié es en la idea de que el estudio de la filosofía no es un fin en sí mismo, sino un medio necesario para aprender a vivir conforme a la naturaleza humana.
Edad recomendada: Adultos.
EPICTETO
Epicteto Hierápolis, 55 Nicópolis, 135 fue un filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma. Hasta donde se sabe, no dejó obra escrita, pero de sus enseñanzas se conservan un Enchiridion o 'Manual', y en unos Discursos editados por su discípulo Flavio Arriano.