MAHABHARATA
El mayor poema épico de la India, el Mah bh rata, que relata las luchas de dos clanes emparentados y rivales por la soberanía de la ciudad de Hastinapura, encarna los ideales que encontramos en la sociedad, la religión, la historia antigua, la mitología y la ética del pueblo indio. La saga nacional de la India es, sin duda alguna, el Mah bh rata, la más popular de todas las escrituras sagradas hindúes y un inmenso poema épico, que incluye, a modo de interludio, la Bhagavad G t publicada en esta misma colección , epítome de las doctrinas sapienciales de la India. Es la historia de una encarnación divina, Krishna, entretejida en un extensísimo romance y epopeya militar de gran antigedad. Su tema principal es la gran batalla que tiene lugar entre dos familias de primos, los hijos de P ndu y los hijos de Dhritar shtra o los P ndavas y los Kauravas, o Kurus . A pesar de que, como es frecuente en la literatura antigua, otros numerosos relatos, de mayor o menor antigedad, se han incrustado en sus intersticios, este gran drama discurre con gran fluidez, lleno de ritmo y de color, de un extremo a otro del poema. La adaptación que presentamos, debida a Sister Nivedita y A. K. Coomaraswamy, conserva los episodios esenciales del relato y transmite a la perfección el poderoso y mágico ambiente mítico de la gran epopeya hindú.
Edad recomendada: Adultos.
VYASA
Vyasa, también conocido como Krishna Dvaipayana, es una figura central en la tradición espiritual de la India. Según los textos antiguos, nació en una isla del río Yamuna como hijo del sabio Parashara y de Satyavati, hija de un pescador. Su nacimiento fue milagroso y alcanzó la madurez de forma inmediata gracias a la gracia divina. Se le atribuye la compilación de los Vedas, la autoría del Mahabharata y la composición de numerosos Puranas. Dividió los Vedas en cuatro partes para facilitar su estudio y transmisión. Fue maestro de sabios como Shuka, Paila, Jaimini y Vaishampayana. Su legado filosófico y espiritual sigue siendo fundamental en el hinduismo y su figura es venerada como una encarnación divina.