El narrador, a medida que recibe por mail los avances y detalles de la investigación
de su amigo, va entrando con él en una espiral de intrigas e hipótesis que, a su vez, le
disparan infinidad de asociaciones, que van desde la astronomía y los mitos griegos,
hasta la obra de Julio Verne, Van Gogh o Hundertwasser y su Jardín de los muertos
felices . Mientras, la acción se traslada del parque de la Alameda a un circo en el Gran
Rosario y de allí a un grupo secreto en Temperley, como en un gran maelstrom que
todo lo abarca. "¿No será la espiral la figura que aparece cuando no se piensa, cuando
se gesta el vacío?", se pregunta el narrador.