A través de textos desarrollados cronológicamente como entradas de un diario, Los Danzantes combina múltiples episodios relatados por diferentes voces, algunas propias, otras ajenas, cuyas identidades se superponen con tiempos y personas invocadas que cambian de sujeto. Los textos fragmentarios alternan entre la reflexión primaria, externa al relato, la secundaria, interna, y la incorporación de voces de terceros. También hacen referencia a otras historias, algunas íntimas e indescifrables, dirigidas a interlocutores fantasmales, otras de carácter literario, reconocibles pero nunca claramente identificadas.