Durante cientos y cientos de años, los collas y sus antepasados vivieron en el noroeste argentino y parte de Bolivia. Todavía hoy guardan muchísimas cosas de aquel tiempo de antes'. Algunos empiezan a contar, y entonces, es como si fuera brotando de entre las piedras un chorrito de agua que crece y crece, y se convierte en un río lleno de fuerza. Un río de historias, que traen dioses y reyes y brujos y diablos, y también cuentos que dan risa, pensados nada más y nada menos que para entretenerse en las noches frías de invierno, a la luz suave de las brasas del fogón.