Al mismo tiempo ilustraba manuales de grado para editoriales de textos escolares. Conté muchas veces que me quedaba trabajando hasta altas horas de la madrugada y que antes de irme a dormir dejaba dos sobres sobre la mesada de la cocina - uno para entregar a la moto de la editorial de textos escolares y el otro para la revista de historietas - y algunas noches, o más bien algunas mañanas, me sobresaltaba en medio del sueño, un sueño costosamente conciliado después de tantas horas dibujando sobre el tablero, asustada de haberme equivocado al escribir la dirección de los sobres y paranoica de que los dibujos fueran a parar a las manos equivocadas .