Esta desternillante antología de ensayos, reseñas, autopsias y semblanzas rescata del más inmiseri - corde de los olvidos algunas de las piezas más deli - rantes del impenitente grafómano y crítico por antonomasia del rock. Textos escogidos, entre me - diados de los sesenta y los primeros albores de los ochenta, que vertebran la crónica de su quijotesca entrega a la causa que abrazaría sin remisión posi - ble; pues creía apasionadamente en la fuerza reden - tora y transformadora de la música rock, reivindicándola como la más vital e innovadora de las artes populares, sin dejar por ello de denunciar sus más absurdos excesos, ni de vilipendiar tampo - co a quienes fueron objeto de tan efímera idolatría: John Lennon, Lou Reed, John Coltrane, The Clash, David Bowie, James Taylor, Kraftwerk Tras sobrevivir a sus incesantes y orgiásticos deva - neos con las drogas y el alcohol, no deja de haber cierta ironía en el hecho de que Bangs muriera tem - pranamente a causa de las complicaciones de un proceso gripal en 1982, cuando apenas contaba 33 años. Forjó en poco tiempo un estilo excéntrico, personal y salvaje que dejaría una impronta indele - ble en la historiografía roquera. Cada ensayo es un acrobático alarde de situacionismo sin rumbo apa - rente, aunque compartan todos, por igual, la des - bordante intensidad de la apostasía iconoclasta que precede al desbarre -y le costaría el despido en Rolling Stone, oficiado por el, a la sazón, todopode - roso Jan Wenner-.