Ambrose Bierce es un caso único y al mismo tiempo ejemplar dentro de los orígenes de la literatura de terror contemporánea. Lejos de toda solemnidad, sus cuentos son salvajemente incorrectos y vívidos. En ellos sobrevuela el tono zumbón y desencantado de un hombre que lejos de abstraerse de las problemáticas de la época para reflexionar e indagar en lo desconocido, encuentra lo desconocido en las pulsiones cotidianas de sus personajes. Bierce, para conjurar el tan mentado terror cósmico, no necesita de criaturas informes y milenarias; a él le alcanza con la naturaleza humana y sus misterios, con las miserias familiares, los celos excesivos y las avaricias más prosaicas. Como buen periodista, podía encontrar las sombras más inescrutables y los abismos más negros en un recuadro perdido de la sección de Policiales, ahí donde en algún diario perdido de México puede haber aparecido alguna oscura referencia sobre su suerte definitiva.
BIERCE AMBROSE
Ambrose Gwinnett Bierce nació el 24 de junio de 1842 en Meigs County, Ohio, Estados Unidos. Fue el décimo de doce hijos de Marcus Aurelius Bierce y Laura Sherwood Bierce en una familia marcada por el calvinismo. Durante la Guerra Civil estadounidense sirvió como primer teniente en el ejército de la Unión y estas vivencias influyeron en su visión sombría. Tras la guerra se instaló en San Francisco y trabajó como periodista en publicaciones como el News Letter y el Examiner, destacándose por su estilo satírico y mordaz. En 1872 viajó a Londres y escribió bajo el seudónimo Dod Grile para revistas como Fun y Figaro, recopilando algunos de sus ensayos en Cobwebs from an Empty Skull. A su regreso a Estados Unidos en 1877 continuó en San Francisco su carrera periodística y consolidó su fama con El Diccionario del Diablo, una recopilación de definiciones irónicas sobre la naturaleza humana. También publicó cuentos memorables como An Occurrence at Owl Creek Bridge, Chickamauga y Un habitante de Carcosa, donde combinó el realismo con lo fantástico. En 1913 viajó a México para observar de cerca la Revolución mexicana y se incorporó a las fuerzas de Pancho Villa, tras lo cual desapareció durante la batalla de Ojinaga en diciembre de ese mismo año, presumiéndose su muerte a comienzos de 1914.