En plena crisis de pareja, un retratista de cierto prestigio abandona Tokio en dirección al norte de Japón. Confuso, sumido en sus recuerdos, deambula por el país hasta que, finalmente, un amigo le ofrece instalarse en una pequeña casa aislada, rodeada de bosques, que pertenece a su padre, un pintor famoso.
En suma, un lugar donde retirarse durante un tiempo. En esa casa de paredes vacías, tras oír extraños ruidos, el protagonista descubre en un desván lo que parece un cuadro, envuelto y con una etiqueta en la que se lee: «La muerte del comendador». Cuando se decida a desenvolverlo se abrirá ante él un extraño mundo donde la ópera Don Giovanni de Mozart, el encargo de un retrato, una tímida adolescente y, por supuesto, un comendador, sembrarán de incógnitas su vida, hasta hace poco anodina y rutinaria.
Este primer volumen de la novela La muerte del comendador es un fascinante laberinto donde lo cotidiano se ve invadido de señales indescifrables, de preguntas cuya respuesta todavía está lejos de vislumbrarse. El lector, al igual que el protagonista, deberá permanecer muy atento.
MURAKAMI HARUKI
Kioto, 1949. El más popular y prestigioso autor japonés vivo, ganador de numerosos premios literarios dentro y fuera de su país. Nieto de un monje budista e hijo de profesores de literatura japonesa, estudió en la Universidad de Waseda, pero se formó, sobre todo, escuchando jazz, viendo películas de Hollywood y leyendo a autores como Richard Brautigan, Jack Kerouac o Kurt Vonnegut. Ese fervor por la cultura norteamericana lo llevó a dirigir durante años un club de jazz y, después, a traducir a autores como Raymond Carver, John Irving, J. D. Salinger, Francis Scott Fitzgerald, Truman Capote o Paul Theroux. A los veintinueve años, escribió su primera novela, Kaze no uta o kike Escucha la canción del viento . Después, vendrían libros notables, mezcla de realismo y de fábula, como Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Tokio Blues Norwegian Wood , Kafka en la orilla y 1Q84.