El historiador Fabio Wasserman investigador del Conicet en el Instituto Ravignani propone otro acercamiento al ya conocido como "la voz de la Revolución de Mayo", ese Castelli que tuvo la valentía y la sensatez de amonestar a sus contemporáneos y de paso a la historia misma con aquella frase marcada a fuego en el devenir nacional y que podría haber sido dolorosamente repetida con el correr de las décadas, las injusticias disfrazadas de gobierno, los genocidios y el terrorismo de Estado: "Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez". Para romper ese silencio, ese cerco que los poderosos de turno eligieron para mantener en el subdesarrollo a la sociedad, nada mejor que repasar el accionar de un intelectual que no tuvo ningún reparo en poner el cuerpo allí donde hizo falta y se manchó de historia, sangre y tinta para entrar por la puerta grande de la patria, creándola y creyendo en ella.