Publicada en 1809, LAS AFINIDADES ELECTIVAS fue gestada por J. W. GOETHE 1749-1832 a lo largo de los dos años anteriores, en un periodo especialmente crítico tanto de su vida como de la historia de una Europa que, convulsionada por Napoleón, aventaba definitivamente las últimas cenizas del Siglo de las Luces y conocía los primeros descubrimientos científicos. No es de extrañar, pues, que esta novela ideada entre dos luces sea considerada una de las más sutiles y ricas en matices de las escritas por el autor de «Fausto» y de las «Penas del joven Werther» L 5555 . En efecto, la variedad de lecturas que las múltiples facetas que el genio de Goethe supo arrancar del que es en último término el núcleo en torno al cual gravita la novela -el conflicto entre ley natural y ley moral, naturaleza y sociedad, deseo y conveniencia-, y que hicieron de ella una obra polémica en su día, se han revelado a la larga como el fundamento de su perenne vigencia.
VON GOETHE JOHANN WOLFGANG
Fráncfort, 1749 - Weimar, 1749. Escritor y poeta, considerado el máximo exponente de la literatura alemana, Goethe, mostró de pequeño una inteligencia superior y una curiosidad insaciable que lo llevaron a estudiar griego, latín, hebreo y francés, así como también historia, geología, química y medicina. En Estrasburgo, en 1770, mientras terminaba sus estudios de abogacía, conoció a Friederike Brion, quien sería fuente de inspiración para sus primeros poemas, y al filósofo y teórico del arte Johann von Herder, quien lo inició en la lectura de los clásicos greco-latinos. Imbuido en el espíritu romántico del movimiento Sturm und Drang,«Tormenta e Impulso», publicó en 1773 la novela epistolar Las penas del joven Werther, que tuvo un éxito rotundo en toda Europa. En 1794 entabló una intensa pero tormentosa amistad con el dramaturgo Friedrich Schiller, a quien admiraba. En aquellos años comenzó a escribir su poema dramático Fausto, que se convertiría en su obra cumbre. Goethe alcanzó fama mundial, y hasta Napoleón lo visitó en su casa; sin embargo, tras su muerte en 1832 cayó en el olvido durante años. Sus últimas palabras recuerdan las ansias de sus personajes: «¡Luz! ¡Más luz!».