Al Zorro, que siempre fue muy vivo, le llamó la atención ver al hombre tan contento. Lo siguió, escondiéndose entre los árboles, y lo oyó decir: -íAh, qué hambre! íAhora me voy a dar un atracón de algarrobas! "íEso es lo que come!"; pensó. Y lo siguió más de cerca todavía. Al fin llegaron hasta un arroyo donde había un monte con unos árboles que él nunca había visto...