LA GARZA SIN SOMBRAS
... Somos dos servidores aún y cada cual en el ojal de la solapa prendió un gajo de melisas o espolvoreol a sus pies un poco de canela o mostaza. Hablamos, nos hablamos en vela toda la nochel sobrel cuestiones de ortografia la penuria el adiestramientol de la memoria.
Adiestrar la memoria, hacer del recuerdo mínimo una gigantografía erigida sobre la terra incognita del poema y en todos los registros conocidos de la lengua, que contiene en su tamiz lo que queda tras el paso de la corriente incesante de los días, buscando permanencia en lo que no dura: ésa es la tarea y ése el fin de cada verso de La garza sin sombras. Kozer confía en la poesía como materia perdurable, capaz de mantener presente la tierra prometida del origen, aun en la errancia de la diáspora, sobre todo en el inestable territorio de lo excéntrico, donde la lengua y el cuerpo se convierten en el único país donde el poeta ha echado raíz y construye con palabras -modestas y magníficas, inusitadas y cotidianas su legítima morada.
... y ahoral veo mejor el péndulo pasar de una sala a otra de mis cinco casas y nuestras dispersiones, cuatrol parejas! por dos deambular y el resultado por dos y por dos en cua- tro puntos cardinales: murieron mis mayores! ya. ...
JOSÉ KOZER
José Kozer La Habana, 1940 . Es uno de los poetas más prolíficos del mundo contemporáneo. El conjunto de su obra suma cerca del centenar de libros de los cuales el más reciente, Nulla dies sine línea 2016 , intenta recogerla en su integridad. Ha ejercido la docencia en algunas universidades y traducido al español a poetas de las tradiciones inglesa y japonesa. A la par de un indiscriminado ejercicio de la lectura, ha llevado una reflexión crítica sobre antiguos y modernos, canónicos y emergentes, de la que dan fe los fragmentos de sus diarios, las entrevistas concedidas y los ejercicios en prosa en parte concitados en volúmenes como La voracidad grafómana: José Kozer 2002 y De donde son los poemas 2007 . En 2013 fue galardonado con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda.
Edad recomendada: Adultos.