El libro se ambienta en la República Dominicana y retrata el asesinato del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo y sus secuelas, desde dos puntos de vista con una generación de diferencia: durante e inmediatamente después del asesinato en sí, en mayo de 1961, y treinta y cinco años más tarde. En todo, también hay una amplia reflexión sobre el apogeo de la dictadura, en la década de 1950, y su importancia para la isla y sus habitantes.