La Celestina o Tragicomendia de Calisto y Melibea es una trágica historia de amor. Un halcón se escapa, y un apuesto caballero, yendo en pos de él, entra en un jardín y ve a una bella joven, de la que se enamora locamente; así empieza esta espléndida obra, cumbre de nuestra literatura. Además de Calisto y Melibea, en sus páginas vive un personaje único: la astuta y perversa Celestina, alcahueta y hechicera, que con sus malas artes y su conocimiento de la naturaleza humana, crea buena parte del enredo; pero hay otros personajes con papel en él: Sempronio, Pármeno, Elicia, Areúsa? Oímos las voces de todos, tan distintas, en un diálogo lleno de pasión, de codicia, de envidia, de cobardía, de dulzura, de desesperación. Las prisas por bajar por una escalera, un pie mal puesto?, y se cierra definitivamente para Calisto y Melibea el paraíso de su gozo. Entre esas dos acciones del azar discurre una obra maestra por la construcción de su trama y por su lengua, llena de naturalidad, de elegancia, con matices y registros muy distintos. Fernando de Rojas debió de escribirla en los últimos años del siglo XV; en 1500 se imprimió como Comedia, con 16 actos, y ya en 1502, refundida, con los 21 de la Tragicomedia.
DE ROJAS FERNANDO
Fernando de Rojas debió nacer entre 1473 y 1476 en La Puebla de Montalbán Toledo . Sus antepasados fueron judíos hasta que uno de ellos -acaso su bisabuelo- se convirtió al cristianismo, por lo que Fernando perteneció a una familia de conversos. Hacia 1488 se trasladó a Salamanca, en cuya Universidad estudiaría latín, filosofía y otras materias necesarias para obtener el título de bachiller en leyes, tras, al menos, seis años de estudios de Derecho. Durante estos años, redactaría los quince últimos actos de su única obra conocida, que apareció impresa en 1499 con el nombre de Comedia de Calisto y Melibea. Más tarde reconocería ser un mero continuador de poco más del primer acto, que atribuyó a Juan de Mena o Rodrigo de Cota. En los siguientes años, se ampliarían a veintiuno los dieciséis actos de la edición original y pasaría a conocerse como Tragicomedia de Calisto y Melibea. En 1507, por un altercado fiscal con un vecino, se traslada a Talavera de la Reina, donde ejerce su profesión hasta el final de sus días. También ahora contrae matrimonio con Leonor Álvarez de Montalbán, hija, igualmente, de conversos. De ella tuvo siete hijos que alcanzaran la madurez, el primogénito de los cuales continuó la carrera de su padre. En 1525 fracasó al intentar representar a su suegro en un proceso inquisitorial, debido a su condición de converso. Hacia 1538 debió ser Alcalde de Talavera, y, quizá lo habia sido ya antes. Murió el año de 1541 sin hacer la menor alusión a su obra -que pronto se conoció como La Celestina-. Se discute que su situación haya sido la que se suele esperar en un converso, es decir, la de alguien acosado por una sociedad cruel. Su testamento refleja el estado de un hombre respetado y dotado de un considerable patrimonio.