LA BOCA DEL INFIERNO - 978-987-790-060-6
Edad recomendada: Adultos.
MARÍA NEGRONI
María Negroni Rosario, 1951 es escritora, poeta, ensayista, profesora y traductora. Obtuvo un doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Columbia y vivió durante muchos años en Nueva York, en donde se dedicó a la enseñanza y a la escritura. Fue reconocida por su obra poética con la Beca Guggenheim, el Konex de Platino y la Beca Fundación Octavio Paz y con el Premio Internacional de Ensayo Siglo XXI, entre otras distinciones. Es creadora y directora de la Maestría de Escritura Creativa en la UNTREF.
Es autora de las novelas El sueño de Úrsula 1988 , La anunciación 2007 y El corazón del daño 2021 y de los libros de poesía Islandia 1994 , Premio al Mejor Libro de Poesía en Traducción del año del PEN American Center, La Boca del Infierno 2009, interZona 2022 , Cantar la nada 2011 , Elegía Joseph Cornell 2013 , Exilium 2016 , Objeto Satie 2018 , Archivo Dickinson 2018 y Las afueras del mundo 2022 , en colaboración con el artista Fidel Sclavo, entre otros. Es reconocida por su trabajo de traducción de poetas como Elizabeth Bishop, Sylvia Plath o Valentine Penrose. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, sueco y portugués.
SINOPSIS
Galería inquietante en la que se conjugan vértices lógicos y metafísicos de una estética que excede al bienestar. Texto que logra capturar el esplendor del deseo. Colección de agudas reflexiones: la fantasía y su poder traumático. En la tradición de Borges y Rest, Negroni exhibe las grietas constitutivas del arte, escándalo sublime.
Liliana Heer
El monstruo es aquello que se muestra, aquello que se señala con el dedo, tanto en las ferias como en la Historia. Buena parte de la obra de María Negroni consiste en esta mostración de monstruos, como si la póiesis fuera una y otra vez el despliegue de un museo negro. El sujeto imaginario de La Boca del Infierno es el Duque Orsini hablando desde su propia monstruosidad.
Jorge Monteleone
La criatura a la que María Negroni le inventa voz y palabra hizo la constatación de que el placer es más poderoso que el dolor, pero dura menos, y que el alivio perdido duplica la pena. En el consuelo engañoso del carpe diem, somos instruidos por esa pérdida, nuestro hermeneuta.
Pablo Gianera