Como en un libro de viajes, en el que el paisaje ha tenido la amabilidad de moverse y cambiar con sólo apretar un botón, un filósofo describe sarcásticamente las escenas de los catódicos monumentos argentinos, piensa libre y desprejuiciadamente los programas, los personajes y las noticias de la televisión. Tomás Abraham se interesa con un cariño encarnizado, conmovedor y desopilante por los iconos de la televisión argentina, disparando comentarios inteligentes y polemizando con aquellos que no se animan a reconocerse en la TV.