Es un jueves perfecto para demoler una casa, propiedad de Arthur Dent, y desintegrar el planeta Tierra. Funcionarios del Estado, gen-te de imperturbables ideas fijas, sean empleados del ayuntamiento o tripulantes de una Flota Constructora procedente de un planeta a años luz, abren una vía de circunvalación local y una gran autopista hiperespacial. Es el momento idóneo para tomarse una copa y hacer autoestop galáctico. En peligro inminente de extinción, recurriremos a la Guía del autoestopista galáctico, gran bestseller universal. Douglas Adams creó un universo de palabras e imágenes en expansión con el humor y la Energía de la Improbabilidad como motor y combustible narrativos. Máquina de ocurrencias frenéticas y risa lisérgica, adivinó con instinto vidente un futuro de libros electrónicos, traductores instantáneos biotecnológicos e industrias dedicadas a la construcción de planetas de lujo. ¿Y si la Tierra fuera uno de esos planetas artificiales, un ordenador colosal pagado y manejado por ratones para descubrir el sentido de la existencia, y destruido cinco minutos antes de la gran revelación? Justo Navarro Ilustración de cubierta: Bakea
ADAMS DOUGLAS
Douglas Adams 1952-2001 nació en Cambridge, Reino Unido, y vivió con su mujer y su hija en Islington, Londres, hasta que se trasladó a Santa Bárbara, California, donde murió inesperadamente. A lo largo de su vida, colaboró activamente con la Dian Fossey Gorilla Fund y la Save the Rhino International. Anagrama ha publicado su «trilogía en cinco partes», formada por Guía del autoestopista galáctico, El restaurante del fin del mundo, La vida, el universo y todo lo demás, Hasta luego, y gracias por el pescado e Informe sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva, y también Dirk Gently, agencia de investigaciones holísticas, Iras celestiales y Mañana no estarán. Aunque inigualable, este autor ha sido comparado con Lewis Carroll, Jonathan Swift, Kurt Vonnegut, Groucho Marx y los fabulosos Monty Python.