En esta novela -que será traducida al gallego y editada en Galicia como Fisterra-, la escritora cuenta la historia de dos personajes vinculados entre sí por un pasado oculto, que la mayor develará a la más joven. En el invierno londinense de 1874, la joven Elizabeth Armstrong, única hija de un hombre de negocios, viudo y adinerado, recibe la primera carta de Finisterre, el cabo el Fin del Mundo, en la Galicia española. Rosalind, su corresponsal, promete romper el obstinado silencio con que el señor Armstrong ha rodeado siempre el nacimiento de su hija en el Río de la Plata. Sus cartas se remontan cuarenta años atrás, hasta el camino de Buenos Aires a Córdoba que ha unido las vidas de Rosalind, de Oliver Armstrong, de la actriz española doña Ana de Cáceres y de Manuel Baigorria, militar untario exiliado entre los indios ranqueles que los toma prisioneros. Allí Rosalind pierde a su marido y también al niño que espera. Pero inicia su propio "camino de Finisterre", metáfora, si las hay, del límite y el extremo donde nos enfrentamos a lo desconocido y aterrador dentro de nosotros mismos. Idéntico camino que Elizabeth, su fascinada lectora, comienza a desandar hacia su propio origen.