Si algo caracteriza a Facundo es su estrecha conexión con los propósitos políticos de Sarmiento. Así ocurrió en sus dos primeras ediciones Santiago de Chile, 1845 y 1851 , que sirvieron al combate ideológico que mantenía contra el gobernador porteño Juan Manuel de Rosas, y con la tercera Nueva York 1868 , publicada en vísperas de su elección presidencial. En este caso, Sarmiento pretendió justificar el ajusticiamiento del "Chacho" ocurrido en 1863, cuando él era gobernador de San Juan y probar, al mismo tiempo, su idoneidad para poner fin al caudillismo que calificaba como el mayor problema que debía resolver el país. En la antinomia entre civilización y barbarie -el cuestionado núcleo central de las argumentaciones sarmientinas- los jefes del Interior representaban el lado de la barbarie que había que liquidar y a fin sirvió siempre el Facundo, en muchas de cuyas partes su autor exhibió sus maravillosas dotes de escritor y sus pocos escrúpulos para falsear la realidad cuando convenía a sus fines.