Escribe Gabriel Levinas, autor del prólogo:
?Siempre me impresionaron las historias que Carlos Kreimer traía a las conversaciones que generalmente comenzaban con un tema profesional y derivaban en algún personaje de la tribuna oficial del hipódromo de Palermo. Historias de una Buenos Aires que ya se fue, de una ciudad atiborrada de personajes y artistas, de intelectuales y tangueros, de malandras e idealistas. Una vez llegué a imaginar que debía contratar un hacker para que se meta en el cerebro de Carlos y le copie esa frondosa memoria donde están guardadas sus historias y anécdotas, metidas en contextos que van desde los billares de la avenida Corrientes hasta las esculturas de Rodin o Yrurtia, desde Félix Luna hasta Nicolino Locche. Temía que todo eso se perdiera para siempre. No hizo falta. Esta novela apasionante y entretenida me regaló lo que imaginé robar y nos ofrece imágenes y sabores de un pasado reciente inigualable.?