Durante las vacaciones de verano, la narradora conoce a su primo, Paulo, y  enseguida se da cuenta de que tiene dotes adivinatorias. La guardesa de la  finca en la que viven intenta lucrarse a costa del niño. Cuando la familia  se entera, lo llevan a Valladolid para alejarlo del revuelo, pero la policía  le pedirá ayuda, y Paulo logrará encontrar el paradero de un abogado que ha  sido secuestrado. Las consecuencias no se hacen esperar: miles de personas  esperan que Paulo les adivine el futuro. Finalmente el niño va a la  televisión, le hacen varias pruebas y fracasa estrepitosamente en todas  ellas. No ha perdido su don, sino que intenta mantenerlo en secreto para  librarse de la gente y los medios de comunicación.