Si Dios y la Humanidad son poderosos con lo que contienen, hasta el punto de que para ellos mismos todo está en todo, yo advierto que me falta a mí mucho menos todavía, y que no tengo que quejarme de mi «futilidad». Yo no soy nada en el sentido de vacío, pero soy la nada creadora, la nada de la que saco todo. ¡Fuera entonces toda causa que no sea entera y exclusivamente la mía! Mi causa, me dirán, debería ser, al menos, la «buena causa». ¿Qué es lo bueno, qué es lo malo? Yo mismo soy mi causa, y no soy ni bueno ni malo; ésas no son, para mí, más que palabras.
Lo divino mira a Dios, lo humano mira al hombre. Mi causa no es divina ni humana, no es ni lo verdadero, ni lo bueno, ni lo justo, ni lo libre, es lo mío, no es general, sino única, como yo soy Único.
Nada está por encima de mí.
STIRNER MAX
Johann Kaspar Schmidt, más conocido como Max Stirner, nació en Bayreuth el 25 de octubre de 1806 y murió en Berlín el 26 de junio de 1856 a los 49 años por la picadura de un insecto. Estudió filosofía y teología en la Universidad Humboldt de Berlín entre 1826 y 1828, donde asistió a las lecciones de Hegel, continuó sus estudios en Erlangen y Königsberg y obtuvo la habilitación para la enseñanza en 1835. En Berlín se vinculó con el círculo de los Jóvenes Hegelianos, interactuando con figuras como Feuerbach, Marx y Engels, aunque criticó sus concepciones universalistas. En 1842 se casó con Marie Dähnhardt, con quien compartió sus dificultades económicas y fue profesor en una escuela femenina. Su obra capital, El único y su propiedad, publicada en Leipzig en 1845, plantea una ontología del egoísmo radical y rechaza las abstracciones del Estado, la religión y la moral como fetiches que oprimen al individuo, influyendo posteriormente en el anarquismo individualista, el nihilismo y el existencialismo.