EL PEQUEÑO FRANCIS
El pequeño Francis ha huido de un peligro y es acogido en casa de su tío Ubriaco y su prima Amelia. Esta última es una niña protestona y religiosa que afirma que se está muriendo y muestra una aversión visceral hacia Francis, al que martiriza. Como la relación con su hija atraviesa un momento difícil, el tío Ubriaco decide emprender un viaje con su sobrino, donde recompondrá su relación paternal con el niño, dejando atrás a Amelia. Un recorrido por varios pueblos de Francia, en un mundo que está a punto de conocer la guerra, que para el pequeño Francis se convertirá en una suerte de viaje iniciático.
Escrito entre 1937 y 1938 en inglés -pero publicado por primera vez a finales de los ochenta-, este relato imprescindible de la narrativa de Leonora Carrington se sitúa en la época inmediatamente anterior a la descrita en Memorias de abajo: el año 1937 en que, al poco de conocerse, Leonora y su amante el pintor surrealista Max Ernst, que era muchos años mayor que ella huyeron de París para dejar atrás a la entonces esposa de este, Marie-Berthe. Así, con un tono ficcional y una potente carga simbólica, el relato describe un episodio puramente autobiográfico, donde la historia del tío Ubriaco, su hija Amelia y el pequeño Francis es, a fin de cuentas, la de Max Ernst, Marie-Berthe y Leonora, que se reserva el papel de hombre adolescente.
Edad recomendada: Adultos.
CARRINGTON LEONORA
Leonora Carrington 1917-2011 nació en Lancashire, Inglaterra, en el seno de una familia acomodada de la burguesía industrial. Desde muy niña despuntó por su vívida imaginación y su comportamiento rebelde y desafiante. En 1937 conoció a Max Ernst en Londres, en una fiesta a la que acudió como admiradora. Comenzó así una apasionada relación que puso a Leonora en contacto con el grupo surrealista, al que pronto se integró. El estallido de la Segunda Guerra Mundial separó a la pareja y Leonora huyó a España, donde terminó siendo ingresada en un manicomio de Santander. De ahí escapó para llegar a Lisboa y luego a Nueva York, de la mano de Peggy Guggenheim. Finalmente recaló en México, donde se casó con el fotógrafo Imre Weisz, tuvo dos hijos y culminó una de las obras artísticas y literarias más singulares del siglo pasado.