Durante cinco temporadas, Walter White y Jesse Pinkmam
fueron los mejores cocineros de Norteamérica, sin discusión.
Desde sus humildes orígenes como currantes a tiempo
parcial en una atestada y, cómo negarlo, poco fiable autocaravana,
hasta los tiempos idílicos en una 'cocina' ultramoderna,
nuestro dúo prosperó mientras los competidores
quedaban violentamente a veces por el camino. La clientela
pagaba un pastón por su mercancía. Acudieron entendidos
de todo el continente, e incluso del Viejo Mundo, a probar su
personalísimo hielo azul. Es innegable que los dos socios
tenían detractores, pero no cabe duda de que eran lo mejor
de lo mejor. Por fin, sus conocimientos y su pericia han sido
condensados en este práctico recetario.