La Escuela de Frankfurt fue el comienzo de la revolución cultural y de los "ismos" que hoy pretenden destruir los cimientos de la civilización occidental cristiana. Estamos en condiciones de afirmar sin temor a equivocarnos al menos dos cosas: 1 que tratamos aquí con el primer think tank multidisciplinario y realmente organizado del marxismo anti dogmático y 2 que ha sido determinante la influencia ejercida sobre los primeros triunfos de la Nueva Izquierda y del posmodernismo.
En resumidas cuentas, la Escuela de Frankfurt salvó al marxismo de sí mismo; especialmente del entonces ya obsoleto marxismo institucional, cuyos ensayos caían estrepitosamente por su propio peso en todo el mundo. Los filósofos alemanes lo revitalizaron, dándole un nuevo rostro -pasando a retiro al proletariado- y añadiendo nuevos miembros y manifestaciones a su cuerpo, ahora sustentado y alimentado por otras víctimas: nuevos idiotas útiles y sujetos revolucionarios mujeres, estudiantes, homosexuales, ecologistas, animalistas, negros, indígenas, etc. . Desvincularon al marxismo de una revolución que sensatamente juzgaron imposible, evitando su completo descrédito y eventual extinción.