Clásico mayor de la novela detectivesca del siglo XX, El hombre que fue Jueves narra la historia de Gabriel Syme, un agente de Scotland Yard que se infiltra en el "Consejo de los Días", el Consejo Central de los Anarquistas europeos, con el objeto de desarticular una conspiración que amenaza la existencia misma de la civilización. Bajo el seudónimo "Jueves", Syme se propone desenmascarar al resto de los miembros, que operan bajo la dirección del enigmático Domingo, pero pronto comienza a quedar claro que nada es lo que aparenta. Gilbert Keith Chesterton, considerado por Borges "el mejor heredero de Poe", le da forma a una trama que bien puede ser interpretada como una pantomima alegórica sobre la lucha entre el bien y el mal, en la que la antigua concepción caballeresca del honor se yergue en una suerte de batalla que para el autor tiene el eco inconfundible del juicio final.
El profesor Ramiro Vilar ha estado a cargo de la traducción y de las secciones que acompañan esta edición. El Póslogo aborda el lugar que ocupa Chesterton en las letras inglesas de fin del siglo XIX y comienzos del XX, la dimensión alegórica de la obra, que complejiza su clasificación genérica como novela policial, y la particular representación de la ciudad que propone el autor en el relato detectivesco. Las Propuestas de trabajo combinan actividades de investigación, análisis y producción textual. Además, invitan a relacionar la novela con textos sobre su recepción posterior y con un cuento del propio autor que integra la célebre saga del padre Brown: "La honradez de Israel Gow".
CHESTERTON GILBERT KEITH
Gilbert Keith Chesterton 1874-1936 es conocido, sobre todo, entre el gran público, por sus relatos policiales del padre Brown y por su novela El hombre que fue Jueves, pero el gran escritor inglés destacó en todos los géneros literarios, especialmente en el menos convencional y menos cerrado tal como convenía a su peculiarísima personalidad humana y artística , el ensayo, lo que en su caso no es sino hablar de periodismo. Porque el siempre polémico y polemista Chesterton fue sobre todo, durante toda su vida, un periodista, es decir un hombre curioso y apasionado para quien no había asunto que no pudiera o no debiera ser tema de discusión «no hay cosas sin interés. Tan solo personas incapaces de interesarse» es una de sus frases o, lo que es casi lo mismo, de sus paradojas .