Sutil y mordaz crítico de la sociedad británica de su época, Oscar Wilde, en El fantasma de Canterville, hace extensiva su corrosiva crítica a los modernos y prácticos norteamericanos. El dejo amargo de toda detracción se suaviza en este relato con el humor del que echa mano el narrador y con el tierno final, que deja margen para la esperanza.
WILDE OSCAR
Oscar Wilde nació en Dublín en 1854 y murió en París en 1900. Fue un escritor, poeta y dramaturgo de enorme importancia hacia el final de la época victoriana. Dueño de un estilo único, ingenioso, provocador e iconoclasta, es recordado por sus obras de teatro La importancia de llamarse Ernesto, El abanico de Lady Windermere, Una mujer sin importancia, La duquesa de Padua, entre otras, por los famosos cuentos El príncipe feliz o El gigante egoísta, y sobre todo por su única novela, El retrato de Dorian Gray. También escribió epigramas, poesía y textos periodísticos. Fue una personalidad de la cultura muy destacada en su tiempo, por lo que su prematura e injusta muerte tuvo un impacto que reverbera hasta hoy.