EL ESPÍRITU DE ROMA - FRAGMENTOS DE UN DIARIO
De entre todas las páginas italianas que ocuparon la obra de esta original y algo excéntrica autora, sobresalen estas miniaturas sobre Roma, la ciudad que conoció a fondo y por la que pasea una mirada de múltiples intereses, casi impresionista. Abarcan dieciocho años de su vida y varias visitas. Resulta una delicia seguir los pasos de esta italiana de corazón y dejarse atrapar por su espíritu iconoclasta, por sus juegos de imágenes y por la erudita lupa que aplica sobre rincones, edificios y obras de arte, a las que ilumina de forma magistral.
No es la Roma que deslumbra al creciente turismo de la época y que Vernon Lee desprecia y caricaturiza, sino la de rincones e iglesias ocultas, casi fantasmales; la del silencio y la inmundicia que dignifica con su atenta contemplación. En estos fragmentos la erudición estética no está reñida con la anécdota, ni con la hilazón de fragmentos que parecen yuxtaponerse como las estructuras de Piranesi, el artista que según Vernon Lee mejor comprendió Roma. Conocida y traducida solo como autora de relatos fantásticos, la otra Lee, la enamorada de Italia, brilla aquí en toda su intensidad.
«Es tan peligrosa y extraña como inteligente, lo cual equivale a decir muchísimo».
William James
«Sus relatos se acercan a la maestría de Isak Dinesen».
Javier Marías
«Contemplar las cosas junto a Lee era contemplarlas de verdad, lejos de las explicaciones para turistas de las guías Baedeker».
Maurice Baring
«Es tan poderosa y extraña como inteligente».
Henry James
Edad recomendada: Adultos.
LEE VERNON
Boulogne Sur Mer, Francia, 1856 - San Gervasio Bresciano, Italia, 1935 Seudónimo de la escritora inglesa nacida en Francia Violet Paget. Poeta, novelista, autora de cuentos fantásticos, fue también ensayista de arte y música sobre el país al que dedicó gran parte de su esfuerzo intelectual: Italia. Pasó su infancia viajando por toda Europa en compañía de su familia hasta asentarse en Florencia, en la villa Il Palmerino. Mujer de apasionado temperamento e inteligencia inusual, polemizó con escritores como Oscar Wilde o Henry James y cultivó la amistad de Edith Wharton, G.B. Shaw, o Mario Praz. Desde que empezó a publicar con nombre masculino se vistió habitualmente de hombre y en sus años finales fue una firme defensora del pacifismo y los derechos de la mujer. Largamente olvidada, tras su muerte fue redescubierta en la década de los noventa por la investigación feminista. Es autora de una amplísima bibliografía, sobre temas de arte y estética, novelas, cuentos, relatos de viajes y poemarios.