Entre los personajes venerados como Padres de la Patria, Manuel Belgrano es el único que nunca ha sido cuestionado. Como creador de la bandera, como símbolo de virtudes cívicas y de renuncia a los honores, ocupa un verdadero lugar de excepción. ¿Cómo explicar esa admiración unánime, cuando al mismo tiempo se admiten y se disculpan sus imperfecciones y sus calamitosas derrotas? ¿Qué hay detrás de ese consenso que desde hace un siglo y medio celebra a un héroe atravesado por innegables luces y sombras?
Tulio Halperin Donghi encuentra en estos interrogantes un enigma, y para rastrear las claves que permitan descifrarlo ha escrito un ensayo fascinante.'