EL ABRAZO CARACOL - VÍNCULO GRUPO Y COMUNIDAD EN LA EDUCACIÓN POPULAR - 978-987-693-906-5
Edad recomendada: Adultos.
MARIANO ALGAVA
Docente de la Universidad Nacional de Luján y del Instituto de Tiempo Libre y Recreación. Es profesor de educación física, técnico nacional en recreación y psicólogo social. Realizó una especialización en epistemologías del sur y, actualmente, cursa una maestría en educación popular. Participa desde hace veinte años de procesos de educación popular junto a equipos, movimientos sociales y procesos de extensión universitaria. Publicó el libro Jugar y Jugarse, la dimensión lúdica de la educación popular 2005 y varios artículos sobre temas vinculados a la educación popular, el juego, los grupos y la pedagogía. Es militante del campo popular y de procesos socioambentales.
SINOPSIS
El abrazo caracol aborda, desde lo complejo, las dimensiones vinculares, grupales y comunitarias en la educación popular, a veinte años de las rebeliones del 19 y 20 de diciembre del 2001 en la Argentina. El título del libro toma su nombre de una dinámica ampliamente utilizada en la educación popular y en la recreación, que festeja lo vivido y lo aprendido en un abrazo colectivo, y genera una gran alegría por crear un cuerpo grupal y desafiar al individualismo. Nada fácil en la era COVID, cuando los cuerpos son sentidos como un peligro. Si el horizonte del capitalismo es la soledad, debemos apropiarnos de lo vincular y disputar ese territorio subjetivo para reproducir la red de la vida.
El abrazo caracol es una metáfora del grupo y la comunidad construyéndose; implica abrazar saberes negados y perseguidos -como parte del epistemicidio desde la conquista-, asumiendo el diálogo con los pueblos de Indoafrolatinoamérica. A partir de esta dinámica, se plantean aptitudes y actitudes de la coordinación, se desarrolla la modalidad de "taller" y se dialoga con otras concepciones de trabajo grupal y comunitario.
Es una audaz conversación con quienes nos sentimos parte de la tradición
latinoamericana de educación popular.
Norma Michi
se va leyendo el libro y lo que viene es despojamiento, una suerte de tensión
a la que sigue una descarga, una liviandad, como si fuese un juego de sombras y
máscaras, y luego, en cualquier esquina, nos asalta una ventisca de imaginación y
creatividad.
Nicolás Herrera Farfán