Desde su castillo de Transilvania, el conde Drácula, rey de los vampiros, recorre comarcas y ríos tras el fluido vital que le garantiza la inmortalidad. Sus siniestros planes, sin embargo, se verán amenazados por el excéntrico doctor Abraham Van Helsing, experto en enfermedades oscuras, y un grupo de valientes hombres, quienes emprenden una cacería desesperada para acorralar al monstruo. Conjugando la historia de Vlad Tepes, gobernador de Valaquia en el siglo XV, y las leyendas y tradiciones rumanas, Bram Stoker creó esta obra maestra del terror. Tejida por los fragmentos de cartas, diarios íntimos y artículos periodísticos el relato nos sumerge en una aventura donde la locura, la muerte y la noche ponen a prueba el amor y la amistad.
STOKER BRAM
8 de noviembre de 1847, Dublín - 20 de abril de 1912, Londres.
Stoker fue un escritor irlandés, conocido especialmente por una obra tan inmortal como el personaje que le da título: Drácula. Hasta los siete años, Stoker sufrió una parálisis que le impedía andar. Sin embargo, en su juventud destacó como futbolista en la Trinity University de Dublín, donde se graduó en matemáticas y no fue hasta 1890 que publicó su primera novela: El paso de la serpiente y, siete años después, vio la luz su indudable obra maestra. La estructura de Drácula es muy ingeniosa, ya que vamos conociendo al temible vampiro mediante cartas o diarios de la gente que, de alguna manera, se va cruzando con él, lo cual resulta más intrigante y terrorífico que si se nos presentara el personaje directamente. Su éxito y popularidad hasta nuestros días es tal, que Drácula es sinónimo de vampiro. Para crear este personaje, Stoker se basó en leyendas del folclore europeo y en la figura de Vlad Tepes, un príncipe de Valaquia que pasó a la historia con el terrorífico sobrenombre de El empalador.