Este volumen contiene el primero de los diálogos de Séneca en orden cronológico, el de mayor extensión y el más estudiado e influyente en la historia del pensamiento. Trata sobre uno de los temas más preocupantes para la ética de la escuela estoica, el dominio de las pasiones y, especialmente, de la ira.
Denuncia abiertamente a sus contrincantes: las consideraciones que hacen de esta pasión Aristóteles y Teofrasto, como algo natural y útil y necesario para determinadas empresas. Frente a ello Séneca demuestra que, por el contrario, la ira es antinatural, inútil e innecesaria, y remarca las consecuencias nefastas, no ya para un particular o un grupo, sino para la humanidad misma, a las que lleva la ira. Séneca pretende agotar todos sus efectos con descripciones vivamente crueles y cruentas, hasta inhumanas. Es la peor de las pasiones y, por ende, antitética de la mejor de las virtudes: la tranquilidad y el dominio de sí mismo. Séneca ensaya los remedios para con el otro y para con uno mismo a fin de poder mitigar y vencer este vicio. De allí la índole de esta obra: un polémico manual de ayuda con la propuesta de conocerse y dominarse y, en consecuencia, de practicar la virtud.
SENECA
Lucio Anneo Séneca Latín: Lucius Anneus Seneca , llamado Séneca el Joven Corduba, 4 a. C. - Roma, 65 d. C. , fue un filósofo, político, orador y escritor romano, conocido por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue Cuestor, Pretor y Senador del Imperio Romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de ministro, tutor y consejero del emperador Nerón. Séneca destacó tanto como pensador, intelectual y político. Consumado orador, fue tanto una figura predominante de la política romana durante la era imperial como uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados, y fue objetivo tanto de enemigos como de benefactores, a causa de este extraordinario prestigio. De tendencias moralistas, Séneca pasó a la historia como el máximo representante del estoicismo y moralismo romano tras la plena decadencia de la república romana. La sociedad romana había perdido los valores de sus antepasados y se trastornó al buscar el placer en lo material y mundano, dando lugar a una sociedad turbulenta, amoral y antiética, que al final la condujo a su propia destrucción.