Si alguien no se podía quedar callado ante la situación que está viviendo España, ese es Fernando Savater En el mejor de los casos, el nacionalismo no es más que un sueño narcisista, soportable con humor y paciencia. Pero el separatismo suma al nacionalismo la subversión que des truye la democracia vigente. Se puede con vivir con el nacionalismo, pero no hay más remedio que defenderse del separatismo y plantarle cara. Lo hemos visto en Euskadi, ahora en Cataluña: unos cuantos quieren robar a la mayoría parte de la soberanía na cional, que no pertenece a ningún territorio sino a todos los ciudadanos libres e iguales. Este panfleto sin complejos ni miramientos defiende la sede histórica de nuestros dere chos: lo que aún se llama España.