"Hilda Hilst recurre a formatos antiguos, imprimiendo en ellos matices propios, como la tonalidad distintiva de la violencia -a veces cruel- de la pasión. En sus frases resuena el brillo de una sintaxis lejana, en líneas sembradas de palabras olvidadas en el portugués contemporáneo, lo que le da al texto un aire enigmático, al mismo tiempo extraño y renovado. Pero no hay hermetismo, hay una musicalidad que se interrumpe en silencios de piedra, una melodía en la que suenan rimas parciales, versos que se encadenan en un aliento que puede cubrir varias estrofas, modulaciones que parecen provenir de alguna danza oscura y amorosa." José Ioskyn