Una vieja muy malvada que vive en la calle más retorcida de la ciudad, un niño llamado Boris Orbis que vive esclavizado por la vieja pero que disfruta un poco de sus días tocando el acordeón, un plan para escapar y la encantadora Margarita Verano. Había una vez una vieja muy malvada que vivía en la calle más retorcida de la ciudad, la Calle 24. Aunque durante mucho tiempo se creyó que la vieja vivía sola ¿quién iba a querer pasar su vida con semejante ser?, en los últimos años, la gente que pasaba por la calle había visto una silueta, una figurita leve y desvaída al otro lado de la ventanita. Y un día, mientras la Vieja compraba bananas podridas en la verdulería -eran su postre preferido- se le escapó que vivía con ella un sobrinito, hijo de su hermana muerta. El chisme corrió por todo el barrio, dado que los chismes corren más rápido que la electricidad y la pólvora. El pobre huérfano se llamaba Boris Orbis y vivía casi convertido en su esclavo. Pero un día, Boris escuchó una música linda y cálida. Era la música de Margarita Verano, de quien se enamoró al instante. Para estar con ella tendría que escapar de la vieja. Y eso es lo que se propuso.