ATLAS DE LAS FOBIAS Y LAS MANÍAS - 99 OBSESIONES PARA COMPRENDERTE A TI Y A QUIENES TE RODEAN
De la Aritmomanía a la Zoofobia, una invitación a reconocer lo que odiamos, tememos y nos obsesiona.
La galardonada Kate Summerscale rastrea los orígenes de nuestras obsesiones, desenterrando la historia de la extrañeza y la ansiedad humanas, desde la Edad Media hasta la actualidad, y ofrece un abanico de respuestas para algunas de nuestras aversiones y sentimientos más poderosos.
La brontofobia, o el miedo patológico a las tormentas, se considera un terror infantil, pero son muchos más los adultos afectados.
La erotomanía, u obsesión amorosa es tanto la angustia incontrolable por el amor no correspondido como el autoengaño de sentirnos deseados por alguien.
La gerascofobia, emparentada con el conocido como síndrome de Peter Pan, describe la aversión ante la vejez o el envejecimiento de los que amamos.
La coreomanía es la necesidad imperante de bailar sin tregua hasta caer rendido.
Más de la mitad de la población mundial padece nomofobia, el pánico desmedido a no tener el teléfono móvil a mano.
A todos, sin excepción, nos obsesiona algo. Mientras la sociedad considera defectos imperdonables las fobias y manías de sus individuos, tan solo entenderlas puede ayudarnos a comprendernos y comprender a quienes nos rodean. Para reconciliarnos con nosotros mismos. Para sentirnos un poco menos solos.
KATE SUMMERSCALE
Kate Summerscale nació en Londres, aunque creció en Japón y Chile. Estudió en las universidades de Londres y Stanford, donde descubrió su pasión por la escritura. Dirigió sus pasos hacia la prensa, colaborando en diversos periódicos y revistas, pero en 2005 dejó su trabajo en el Daily Telegraph para dedicarse íntegramente a la creación literaria. El Atlas de las fobias y las manías es sin duda su obra más ambiciosa, donde el rigor y el espíritu aventurero de Summerscale nos lleva de la mano desde el Imperio romano a los albores de la telecomunicación, ilustrando las obsesiones que nacieron y germinaron en cada época. Cuando comenzó a documentarse, Summerscale creía padecer tan solo la fobia a volar, pero en el curso de su investigación nuevas obsesiones asomaron en su lista personal de ansiedades. "A veces es más sencillo sentir un terror concreto que comprenderlo", asegura.
Edad recomendada: Adultos.