Mujeres con sombrero y sin sombrero, jóvenes y viejas, maquilladas o a cara lavada. Ellas, tan solas o con demasiada gente a su alrededor; con hijos que hacen preguntas molestas o amantes que llegan, te usan, saludan y se van. Mujeres que tarde o temprano se sienten malqueridas, aunque anden por la calle pisando fuerte y mirando coquetas el reflejo de su cuerpo en alguna vidriera.
En estos cuentos hablan, lloran, caminan las mujeres de Ginzburg y, abrazándolas a todas, el texto que abre las puertas de este libro hermoso y valiente:
«Las mujeres tienen la mala costumbre de caer en un pozo de vez en cuando, de dejarse embargar por una terrible melancolía, ahogarse en ella y bracear para mantenerse a flote: ese es su verdadero problema ... Lo que tienen que hacer las mujeres es defenderse con uñas y dientes de esta malsana costumbre, porque un ser libre no cae casi nunca en el pozo ni piensa siempre en sí mismo, sino que se ocupa de todas las cosas importantes y serias que hay en el mundo, y solo se ocupa de sí mismo esforzándose por ser cada día más libre. La primera que debe aprender a actuar así soy yo».
Natalia Ginzburg
GINZBURG NATALIA
Nació en Palermo en 1916 y vivió en Turín, Londres y Roma, donde murió en 1991. Einaudi publicó su libro La strada che va in città; Fue así; Todos nuestros ayeres; San Valentin; Las voces de la tarde; Las pequeñas virtudes; Léxico familiar; Cinco novelas cortas; Me casé contigo por alegría; Sagitario; Familia; La familia Manzoni; La ciudad y la casa; Nunca debes preguntarme; Serena Cruz o la verdadera justicia; Querida Michele; Es difícil hablar de uno mismo. Conversación a varias voces conducida por Marino Sinibaldi; No podemos saberlo. Ensayos 1973-1990; Todo el teatro; La entrevista. Comedia en tres actos; Una ausencia. Cuentos, memorias, crónicas 1933-1988 y Vida imaginaria.